Cuando nos convertimos en madres nos dedicamos a
chinear con esmero y dedicación a nuestros hijos. Buscamos que se sientan
amados, necesitados y cuidados. En muchos casos relegamos nuestras propias
necesidades para interponer las de nuestra familia. Y nos habituamos a eso sin
mucho pensarlo.
Tuve una semana de mierda. Perdón mi francés. Un
conflicto de esos que tienen historia, terminó por desencadenar en mi una serie
de emociones que me dejaron con los nervios de punta y sintiendo que llevaba un
costal de papas sobre los hombros.
Tras varios días sin dormir, me llegó una invitación
que no podía rechazar, a pesar de estar muy ponchada. Parecía que mi querida
amiga Tatiana me había leído la mente y me proponía cruzar al este de la ciudad
para regalarme un tratamiento de chineo... Pensé que oportunidades como esas se presentan poco en
mi vida y me organicé para poder disponer de buena parte de la mañana y la
tarde para mí.
Sólo para mí.
Llegué rapidísimo a mi destino y fue como entrar en un
oasis entre las transitadas calles de Curridabat. Había ido en otras ocasiones
a algunas clínicas estéticas, pero este lugar tenía algo distinto, una energía
tan refrescante...
No. No estoy haciendo un publirreportaje.
Estoy contando una experiencia que me abrió los ojos
para darme cuenta cuán afectada estoy emocionalmente, cuánta arena le hecho
encima a mis necesidades tratando todo el tiempo de ocultar y pretender que
"todo está bien" y lo poco que me quiero. Tuve el privilegio que me atendiera doña Mariam
Moldes, la dueña de este lugar maravilloso. Y no empezó por hablarme de todos
sus servicios o las bondades de sus productos. Conversamos por más de una hora
de su vida, sus experiencias y las mías, la familia, los hijos, la salud. Y con
solo observar mi postura y mis expresiones pudo darse cuenta cuan afectada
estaba.
Sentí que de alguna mágica manera los planetas,
Tatiana, doña Mariam y Waze se habían alineado para que yo estuviera allí,
justo cuando más lo necesitaba. Siempre me he puesto en un segundo plano. Para no
decir un tercero. He vivido tratando de complacer a todos a mi alrededor, estar
siempre alegre y dispuesta, sin ver mis verdaderas necesidades, incapaz de
otorgarme la posibilidad de "auto-chinearme". Podría pensar que hasta
un poquito me castigo por sentir que nunca doy la talla, que siempre fallo.
Mientras doña Mariam me hacía un diagnóstico tuve
muchas ganas de llorar. Me contuve, pero sigo teniéndolas. Me di cuenta que
todo lo que me decía era tan cierto, que mis facciones estaban afectadas por
mis enociones, que estaba tensa y reprimida, que mis hombros delataban una
tristeza y un pesar de venía cargando de mucho tiempo atrás...
Que no eran los cuarenta que "me habían caído
encima"; que era yo la que me había dejado caer...
Después de conversar tan ampliamente, doña Mariam mi
dejó con una de sus chicas. Me tomaron fotos de frente y de perfil y fue muy
duro lo que vi. Más allá de una imagen, me vi tan dejada, tan triste.
Durante dos horas -sí DOS horas- este ángel bajado a
la tierra masajeó mi rostro, mi cuello, mis brazos y mi espalda. Al principio
estaba tan tensa que me resistía a disfrutar de aquel regalo sacado de un
cuento de hadas. Conforme avanzó la sesión fui cediendo al punto de quedarme
completamente dormida...
Al terminar me levanté despacio, me puse mi ropa y vi
el reloj. Habían pasado 120 minutos donde me había olvidado de todo, donde me
había dejado "chinear" sin justificaciones. Me vi al espejo y parecía
que había dormido 72 horas si parar. Me sentía tan revitalizada, tan fresca,
tan guapa. Mis ojos se habían vuelto a abrir, mis facciones se habían
suavizado...
Siempre he dicho que Dios cierra una puerta, pero nos
abre una ventana. Ayer pude entrar por esa ventana a un lugar maravilloso, de
donde salí sientiéndome tan bien, en donde decidí que a partir de ahora me iba
a regalar ese espacio sólo para mi, sin sentirme culpable, sin pensar en las
cuentas por pagar, sin pensar en la gente que me roba la paz.
Decidí que cruzaría la ciudad cada vez que lo necesite
porque me lo merezco, porque si quiero seguir dando amor, si quiero que mis
musas no mueran ahogadas en mi eterna ansiedad, si quiero verme guapa a los
cuarenta y a los sesenta también, debo invertir en mí.
¡Gracias infinitas doña Mariam por sus sabias
palabras, por su conocimiento, por el tiempo que me dedicó y por hacerme abrir
los ojos y darme cuenta cuánto necesitaba auto-chinearme!

Tati Gómez
🙏🏻
🙏🏻
🙏🏻



#losfabulosos30mas #siemprefabulosas #desdeadentro
#funcioncreativa #vivencial #mujeresreales #realwomen #modaytendencias
#lifeblogger #fotografiaintegral #seguiraprendiendo #reconectandomeconmicuerpo
#reconectandomeconmisemociones
#mujeryactualidad #cambiemoselapp
Esther
Lev Schtirbu
Comunicadora
/ Fotógrafa
FB:
Los Fabulosos 30+
www.losfabulosos30mas.blogspot.com
losfabulosos30mas@gmail.com
losfabulosos30mas@gmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario