DEL BULLYING Y OTROS DILEMAS

Meses atrás me tocó presenciar e intervenir en una situación muy incómoda. Disfrutando de un día de piscina con mi esposo e hijos, nos dimos cuenta que un grupo de niños estaban molestando a otros dos que jugaban tranquilos. La escena no podía ser más clara. Se acercaron a ellos, seis contra dos, y tomaron a uno de la camiseta y trataron de hundirlo e intimidarlo.

Yo reacciono.

Primero por mi instinto de madre y segundo porque creo que es mi obligación ayudar a quien está en desventaja, mucho más tratándose de un niño, en una piscina y ante lo riesgoso que una broma pesada puede resultar. Les llamé la atención enfáticamente, soltaron al chiquito y lo dejaron ir. Pensé que allí había terminado la historia, pero los muchachitos, de entre 9 y 11 años de edad, empezaron a reírse y uno de ellos terminó por decir "y usted quién se cree para llamarnos la atención?"

Me he quedado de una pieza.

En ese momento se imaginarán que lo que me provocó fue sumergirme, pasarme de carril, tomar a los mocosos de las orejas, sacarlos de la piscina y llevarlos con sus respectivos padres. Ya había estado en situaciones similares, pero ante mis llamadas de atención ningún niño o adolescente me había respondido de esa manera. ¿Qué pasa con éstos niños? ¿Qué sucede en su entorno familiar y social? ¿Qué y quién les da el poder de instigar? ¿Qué incita a pequeños y adolescentes a incurrir en el irrespeto y la crueldad para darse a respetar? En este caso sigo sin entender, a sabiendas que a estos niños no les falta nada, ¿por qué actúan de una manera tan falta de valores hacia el prójimo?

Me llama poderosamente la atención que los padres de niños con este tipo de conducta en la mayoría de los casos no hacen nada al respecto. ¿Les parecerá gracioso? ¿O no quieren darse cuenta? No quisiera catalogar este episodio aislado como bullying, aunque más tarde me enteré que efectivamente el niño en cuestión es constantemente hostigado. En mi casa ardería Troya si me entero que mis hijos son bullies y ni que decir si por el contrario, alguien -sin importar su edad- intentara lastimarlos o humillarlos.

Tengo muy claro que los niños deben darse su lugar y es normal que hayan pleitos y malentendidos. Pero el bullying es una conducta recurrente y en algunos casos sus víctimas suelen ser objeto de burlas y agresión psicológica y física durante años. Según el Diccionario de Estudios Psicoanalíticos de la Universidad de Bergen, Noruega editado en 1999, el bullying ocurre cuando los niños o adolescentes son atormentados continuamente por otro u otros con más poder, ya sea por su fortaleza física o por su nivel social. Este nombre lo creó en 1993 el psicólogo escandinavo Dan Olweus, de la Universidad de Bergen, a partir de estudios realizados en los años 70' sobre el suicidio de algunos adolescentes. Encontró que estos jóvenes habían sido víctimas de agresión física y emocional de parte de sus compañeros. 

Hace un par de años ante una situación similar una mamá me respondió, entre risas "el bullying se resuelve entre niños", y yo horrorizada le contesté que de ninguna manera. Lo resuelven adultos capaces de actuar debida y oportunamente y ponerle freno a un comportamiento completamente incorrecto e injustificado. Yo lo viví personalmente y marcó de una manera muy triste mis últimos años de la escuela y los primeros del colegio. No tengo recuerdos, los bloqueé. No culpo a nadie, ni siquiera se conocía el término, pero hubiese querido que mis profesores salieran en mi defensa, que mis padres entendieran lo que me estaba pasando e intervinieran.

Episodios como los que describí, son capaces de arruinar la vida a un niño o adolescente, en lo que debería ser una de las etapas de mayor fortalecimiento emocional, de vínculos afectivos y sobre todo alegrías. Hacerse la vista gorda como padres o educadores solo propicia el empoderamiento de los bullies y conlleva a sus víctimas a desarrollar sentimientos de ira, depresión y frustración, que en el peor de los casos terminan en homicidios colectivos  y suicidio, como ya tantas -demasiadas veces- ha ocurrido en Estados Unidos.

No dejemos pasar este tipo de injusticias por alto. Digamos un NO severísimo al bullying. Actuemos ahora, en las escuelas y colegios, en los barrios, en los cumpleaños, en las piscinas, donde se presente y podamos hacer algo al respecto. Alcemos la vos, llamemos la atención, expliquemos sus consecuencias, comprémonos el pleito. Es nuestra obligación como adultos aunque salgamos por dentro.

Hoy son los hijos de fulano. Mañana podrían ser los nuestros, en diferentes escenarios y en cualquiera de los bandos.

Y usted, ¿cómo reaccionaría?


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Esther Lev Schtirbu
Comunicadora / Fotógrafa
FB: Los Fabulosos 30+
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