EL PODER DE UN LABIAL

Hace unos días me corté el pelo. Un montón. Me había sacado lo rubio con un tinte que me quemó mucho las puntas y sin pensarlo demasiado le pedí a mi peluquera que fuera generosa con la tijera. Me hice un flequillo y progresivamente mi pelo tomó un color con el que -contra todo pronóstico de mi marido- me siento feliz y satisfecha.

Desde este cambio de look he decidido empezar a pintarme la boca. Tengo una piel blanca muy delgada y mis labios se están empezando a poblar de finísimas arruguitas. No me gustan para nada, pero sé que con el tiempo y la edad cada vez serán más notorias. Para burlarme de ellas desde hace una semana me tomo el tiempo de pintarme la boca todas las mañanas y los labiales de colores llamativos son parte de mi kit de maquillaje que llevo en la cartera.

En esta semana me han piropeado más que en últimos diez años. Nada ha cambiado en mi radicalmente más que un labial. Pero no es sólo el color en mi boca. Es una declaración de que es ahora el momento de pintarme la trompa colorada; no cuando haya una boda o si salgo el sábado en la noche; es hoy martes o jueves, desde muy temprano, sólo porque si, porque me gusta y me hace sentir bien.

Hace un par de semanas tuve una "revelación". En un evento de la revista en la cual soy editora, evité a toda costa tomarme una foto. Ese día en particular llevaba un vestido que me queda muy lindo, unos zapatos negros preciosos y un collar que era de mi mamá y que me ponía por primera vez desde que murió.

Tanía la boca pintada de rojo, un marido guapísimo a mi lado y sabía que me veía muy bien. Cuando llegamos a la actividad estaban tomando las fotos a los invitados. Sabía que debía tomarme una para la revista y quería hacerlo, pero no fui capaz de pedirle a la fotógrafa que me hiciera el favor. Fue una noche preciosa y cuando veníamos de regreso a casa le dije a mi esposo que una vez más estaba "auto saboteándome".

Hasta hace poco trabajé solita por muchos, muchos años como fotógrafa, maquillista y recientemente como bloguera. Siempre he estado resguardada por algo en mi trabajo: una cámara de fotos, una paleta de sombras, brochas y colores de mi kit de maquillaje, una computadora o un teléfono para escribir. Si bien mi trabajo lo muestro públicamente, soy una persona con un círculo social muy pequeño, de poco salir, con una vida muy tranquila.

A lo largo de todos estos años me he enfocado en embellecer y hacer ver muy bien a mis clientes como maquillista y fotógrafa. Para ser honesta no me gusta que me tomen fotos y frente a la cámara brotan todos mis complejos e inseguridades.

Después de la actividad de la revista regresé a mi casa muy triste. Me quité el maquillaje, guardé el vestido y los zapatos y volví a colocar en la bolsita de tela el collar de mi mamá. Me senté en la silla de mi vestidor y me puse a llorar. La noche había estado preciosa y yo no guardaba un recuerdo de ella. Pasaría mucho tiempo hasta que volvería a vestirme así y me dolía en el corazón no haberme tomado una foto...

Muchas veces nos "auto saboteamos". Vamos por la vida sin dejarnos brillar, sin mostrar nuestros colores, sin permitirnos disfrutar del momento. Nos vestimos bla, nos maquillamos bla, hablamos bla, vamos por el mundo así no más: bla.

Desde esa noche decidí que me iba a permitir brillar. Con todas las oportunidades increíbles que me diera la vida ahora. Me cambiaría el pelo, empezaría a usar todos mis vestidos y luciría el collar de mi mami no sólo para ocasiones especiales. Decidí que me iba a empezar a pintar la boca muy colorada, todos los días y a todas horas. Que me tomaría la foto, sacudiendo 'good-bye' todos los complejos y temores. Que estos benditos cuarenta me iban a encontrar más guapa y contenta que nunca.

Así que hoy les digo: déjense brillar. Saquen todo su maquillaje y úsenlo, los vestidos, los accesorios, los collares llamativos, todos los colores, las texturas, los zapatos altos y todo lo que haga de ustedes una declaración.

¡Y porfavor, tómense la foto! Hoy es el momento para vivirlo.

💋💋💋Esther


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Esther Lev Schtirbu
Comunicadora / Fotógrafa
FB: Los Fabulosos 30+
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losfabulosos30mas@gmail.com

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