UNA FOTO

Una foto es capaz de mover montañas, acortar distancias, sanar heridas, reconciliar diferencias, hacernos reír hasta que nos duela la panza, sacarnos lágrimas del alma, remover los recuerdos mejor guardados...Hace unos meses publiqué varias fotos en Facebook, estando resfriada en mi cama y con tremenda pereza de empezar el día. Las tenía desde que falleció mi mamá en el teléfono y no las había compartido porque la verdad me hacen poner tristona. Tengo un tesoro de imágenes de la infancia y la adolescencia, con mis amigos de mi primera escuela y con los compañeros con quienes cursé la secundaria.

No había entendido hasta ahora de donde venía mi vocación por la fotografía. Ahora viendo estas fotos, especialmente las del colegio, me doy cuenta que en muchas no aparezco, estoy detrás de la cámara. Y recuerdo que ya entonces decía "nos vamos a reír cuando veamos esto en unos años". Sentía una necesidad persistente de documentar los momentos, de saber que se quedarían conmigo para siempre...Cumpliremos veinte años de habernos graduado y sigo viendo estas fotos y puedo recordarlas 'en movimiento', como si hubiera sido ayer.

Las fotos se mueven, tienen aromas y sonidos.

Me hacen revivir las particularidades de quienes ya no están, me acercan a quienes he dejado de ver y me identifican con los que ocupan un espacio gigante en mi corazón. Me quedo prensada a una imagen, puedo verla un millón de veces y me sacude por dentro. Me las llevo en sueños, me aparecen en vigilia. Rememoro a mi mamá cantándome el "Cumpleaños Feliz", su manera tan emotiva de aplaudir al verme soplar las candelitas -tal cual lo hago yo con mis hijos- y mi papá besándome la cabeza, el olor de su colonia...

Las fotos me amarran, me transportan.

Me llevan a los lugares mágicos donde he estado, los primeros años de noviazgo con mi esposo, la brisa en el pelo de mis hijos siendo bebés, sus risas y asombro. Percibo casi como tangible todos los detalles cuando se repiten ante mí, casi como un espejismo. Parecen atemporales, pero han pasado tantos años, tantas alegrías y unas cuantas desilusiones. Son una serie de imágenes captadas en una fracción de segundo, que permanecen en un enmohecido rollo de película, impresas en papel fotográfico, 'compartidas' en una pantallita de algún teléfono, agregadas a una lista de amigos para 'etiquetar'.

Y si alguien me viera cuando me prendo a una foto, y lloro a moco tendido y me río y vuelvo a llorar, pensarían sin duda que estoy de sanatorio. ¡Qué locura hace diez años pensar en 'redes sociales' o en tomar fotos con un teléfono! Suponer que podríamos reencontrarnos 'virtualmente' en cualquier lugar de este planeta Tierra con una persona a quien no veíamos desde hacía 25 años... Yo sigo maravillada con la tecnología y como nos permite evocar memorias que yacían soñolientas en la gaveta más olvidada de nuestro cerebro.

Porque recordar despierta los sentidos, agudiza las emociones, nos pinta una sonrisa en el rostro involuntariamente y nos transporta al pasado y nos acerca por unos instantes a ese preciso momento cuando soplamos las candelitas...

"¡Ahí estoy!" Que alegría tan genuina e inocente al descubrirnos, algo borrosos y descoloridos en una foto de hace años que circula por aquí y por allá, tratar de contextualizar las imágenes, encontrar el parecido con los hijos y parientes, ponerle nombre a las personas, a los lugares, a las intenciones...

"¡Ahí estoy!" Qué preciado e irrepetible esa experiencia cuando evocamos de nuevo y nos remontamos a una situación que no creíamos tener registrada, que se había escapado con el designio colectivo, con el olvido selectivo. Estamos aquí, estuvimos allí, lo hemos vivido intensamente.

Seguiré entonces siendo una adicta a las fotos, tomando cientos ellas, poniéndolas en carpetas y archivos digitales, desempolvando las que viven en las cajas de zapatos, trabajando en todas las sesiones hasta que me falle el pulso y la vista, gastándome una fortuna en impresiones y álbumes (¡porque las fotos hay que imprimirlas, tocarlas, ponérselas en el pecho!) y emocionándome con los recuerdos y los comentarios de quienes sin duda se emocionan también!

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Esther Lev Schtirbu
Comunicadora / Fotógrafa
FB: Los Fabulosos 30+
www.losfabulosos30mas.blogspot.com
losfabulosos30mas@gmail.com




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