UN PERSONAJE URBANO

En algunos recintos de las ciudades, y en menor número en las afueras, viven entre nosotros unos maléficos personajes. Se hacen pasar por ingenuos y bien intencionados, pero suelen usar frías estrategias de ataque, no respetan el derecho ajeno y tampoco se privan de opinar en secreto o a viva voz a sabiendas de que pueden herir a los demás…

Cada país del planeta tiene un sobrenombre especial para tan despiadada figura. En mi natal Costa Rica les conocemos como ‘serruchadores de piso’. Y no vayan a creer que tiene alguna relación con la carpintería, loable y antiquísima profesión. El personaje en cuestión se especializa en trazar, cortar, mover y cambiar las piezas del piso para que su víctima tropiece, dude o en el peor de los casos, caiga al vacío…

El serruchador de pisos pertenece a la mitología urbana y ha existido desde que existen las ciudades. Su contexto no tiene mayor importancia porque los hay de todos los bagajes socio-económicos y culturales, orientación sexual, edad y grado académico. Converge en diversos ámbitos, se mezcla sigilosamente entre la gente y muchas veces pasa desapercibido ya que utiliza numerosas y efectivas artimañas para engañar a todos a su alrededor.

Suele observar atenta y fríamente a su víctima por un par de meses, analiza sus fortalezas y conoce a la perfección sus debilidades. Es meloso y hasta empalagoso en un principio, endulza con su falso interés y su exacerbada hipocresía el terreno. Se hace pasar por un amigo(a) incondicional y espera paciente para dar la primera estocada.

Por mucho tiempo me había olvidado de este tipo de personaje al que conocí siendo muy joven en mi primer trabajo de oficina. Me hizo la vida miserable al punto de renunciar a mi puesto. Al recordarlo no tengo precisamente los mejores sentimientos...Nunca volví a verlo pero algo escuché que era un poco infeliz...

A lo largo de mi vida y carrera profesional he conocido muchos serruchadores de piso en diversas expresiones. Aquellos que fuera del ámbito profesional se hacen pasar por tu amigo, pero cuestionan hasta tu modo de respirar, ponen en duda tus capacidades y habilidades, y siempre tienen en la punta de su ponzoñosa lengua el más ácido de los comentarios para traerte abajo. De un solo disparo. Sin pensarlo. Con frecuencia delante de otros amigos.

También he tenido el enorme placer de conocer al que en el marco laboral viste exquisitamente, al que alardea con su intelecto y colecciona impresionantes títulos académicos en su haber. Más elegantemente este espécimen derrumbará cualquier iniciativa, idea o proyecto que uno proponga. Nada estará jamás a su altura, ni supera su desbordante ingenio y creatividad. Presiona lenta y finamente la tuerca de la paciencia hasta que uno revienta y luego se lava las manos con actitud de 'yo no hice nada, no entiendo la reacción'...

Ay, los serruchadores de piso...Perversos seres que disfrutan genuinamente de la pena ajena, de cuyas bocas y corazones nunca sale nada en positivo, que no aflojan hasta ver a su víctima en el suelo. Viven en absoluta soledad, secos por dentro, aunque a su alrededor revoloteen falsos y atemorizados seguidores, y prefieren ahogarse con su propia lengua antes de decir un cumplido, demostrar empatía, simple y sencillamente ser agradables.

Y a la larguísima lista de saboteadores dentro y fuera de oficinas, empresas y corporaciones, se suman los bullies -niños, adolescentes y adultos-, el marido, la esposa o la pareja que dudan y mancillan el potencial de su compañero(a), el jefe que se niega a ascender a su subordinado, el 'amigo' que es incapaz de alegrarse del éxito de su amigo, el profesor que duda de lo lejos que llegarán sus alumnos…

La regla es simple: si vas a abrir la boca que sea para decir algo constructivo, algo en positivo, un piropo, un 'qué bien, te felicito', un 'estás preciosa o guapísimo', un 'estoy orgulloso de vos'. Sino cerrá la boca, quedáte callado y no contamines el ambiente. Y si diferís en opinión, hacéla valer sin  tener que pasar encima de nadie.

A quienes irremediablemente se han topado con serruchadores de piso, hagan valer sus derechos y sepan defenderse de manera inteligente y puntual. Escojan sus batallas. Pero tengan claro que seguirán encontrándolos porque pululan en todos los ambientes, mejoran su táctica en la constante búsqueda de poder y protagonismo, son astutos y perspicaces. Sepan reconocerlos, no se dejen engañar y sin dudarlo aléjense.

Para los que tienen la virtud de sentir, decir y hacer el bien, van por buen camino, la recompensa es siempre mayor y las buenas vibras e intenciones son multiplicadoras y contagiosas.

¡Salud!



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Esther Lev Schtirbu
Comunicadora / Fotógrafa
FB: Los Fabulosos 30+
www.losfabulosos30mas.blogspot.com
losfabulosos30mas@gmail.com

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