HACE AÑO Y MEDIO

Hace año y medio no daba un cinco por mí misma. Era solo la sombra de la Esther que normalmente reconocía, y ya no me quería sentir más así. Un acumulado de enredos familiares me habían sumido en una depresión silenciosa, pero no quería leer los síntomas por orgullo, por temor, por el qué dirán.

Ya había tenido una depresión post-parto bravísima con mi segundo embarazo, pero como pasaron casi 10 años, no lo relacioné, y pensé que sería algo pasajero. Que se iría con el tiempo.

Hasta que un día me levanté con ganas de desaparecer. No quería morirme, solo desaparecer, hacerme invisible, no enterarme de nada. Fue cuando me di cuenta que estaba tocando fondo...

Hace año y medio empecé a tomar anti-depresivos y hay un antes y después en mi vida a partir de esa decisión.

Hoy reconozco a la Esther que pensé se había ido para siempre. La energía, la alegría, el sentido del humor, las ganas de ponerme guapa y la gratitud volvieron a mí.

Con mi “happy pill” también vinieron otros beneficios: ya no me quedo pegada en los pensamientos negativos, me enojo mucho, mucho menos, tengo proyectos nuevamente en mi cabeza, estoy más enfocada ¡y duermo como nunca antes en mi vida!

Hay mucho estigma alrededor de los anti-depresivos. Que solo los toman “los locos”, que te anulan, que tienen un millón de efectos secundarios, que andas como zombie por las calles. Pues no. Es cuestión de encontrar la fórmula adecuada para uno.

Puedo decirles que a mí me cambió la vida, tanto así que me lamento haberlos dejado hace diez años; creo me hubiera ahorrado muchos dolores de corazón y de cabeza estando medicada. Más dejar ir y menos tragedia.

En estos tiempos donde se escuchan tantas noticias sobre gente gravemente deprimida, que incluso llegan a suicidarse, solo puedo decirles una cosa: vayan al médico, conversen con total honestidad sobre sus emociones y sensaciones (la depresión no es sólo mental, te afecta físicamente también) y si deben tomar medicamentos ¡Háganlo!

No solo se sentirán mejor ustedes, pero todo su entorno también lo agradecerá.

*Ahora me peino y me pinto la trompa muy colorada porque soy feliz. ¡Esa es mi manifestación de lo bien que me siento!

¡Salud!

Esther Lev Schtirbu
Comunicadora&Bloguera
Fotógrafa&Maquillista


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