Hace unos ocho
meses decidimos ser “padrinos” de un chiquillo de la Fundación Lifting Hands,
por petición explícita de Ian, nuestro hijo mayor.
Ian había
sugerido como proyecto comunitario en su grado recolectar fondos para pintar
parte de la casa donde se ubica Lifting Hands. Conocía la iniciativa porque mi
primer Sit-Down Comedy había sido a beneficio de la organización.
Ese día que fueron
a pintar, Ian conoció a Bryan, un chico un par de años mayor que él, con una
discapacidad auditiva severa, que a su vez le impedía hablar. Hicieron química
inmediatamente, jugaron fútbol y a su manera lograron comunicarse con fluidez.
Ian regresó esa
tarde del colegio profundamente conmovido. Por primera vez, a sus 12 años,
entendía la realidad de los niños y niñas de zonas urbano-marginales, esos que
tantas veces le mencioné en los sermones que nada de gracia le hacen...
Bryan llegó
hace año y medio desde Nicaragua, con su mamá y hermanitas y se instalaron en
el Bajo de Los Anonos. Para entonces tenía trece años y no sabía ni leer, ni
escribir, y nunca había estado en contacto con el lenguaje de señas.
Hoy a sus 15
años es un chiquillo altísimo y guapísimo, con una sonrisa de esas que le
iluminan a uno el día. En Lifting Hands está aprendiendo el lenguaje Lesco y
poco a poco las letras le están permitiendo leer y escribir. Practica karate,
le fascinan los juegos de mesa y le encanta cocinar.
Desde que
empezamos el patrocinio no habíamos salido con Bryan. Estuvimos en la fiesta de
Navidad y luego nos enredamos con mil excusas... Yo en lo particular no sabía
cómo manejar la idea de salir con él; ¿cómo nos comunicaríamos?, ¿cómo
transcurriría la tarde? ¿cómo se sentirían mis hijos?
Ayer fue un día
muy especial. Recibimos de nuestros hijos una increíble lección de amor.
Desde el
momento que recogimos a Bryan en su barrio, su presencia iluminó nuestro
entorno. Ian y Juli no podían de la contentera. Estaban tan felices con la idea
que desde el viernes no paraban de hablar del tema.
Fuimos a
brincar y a comer pizza. Pasamos tres horas preciosas en donde los chicos nunca
se sintieron incómodos o extrañados. Se comunicaron sin ningún problema, se
rieron en paleta, brincaron hasta terminar rendidos y comieron pizza con el
mayor de los gustos.
Cuando las
palabras dejan de ser tan importantes o necesarias permea el amor, la
creatividad, la empatía y la camaradería. Ayer esos tres chicos la pasaron tan
bien, que en ningún momento sintieron que entre ellos había algún obstáculo o
diferencia. Ninguna.
Dejamos a Bryan
en la entrada que conduce a los infinitos pasillos de Bajo de Los Anonos, con
ganas de verlo muy pronto.
Mis hijos me
demostraron que las palabras sobran cuando queremos acercarnos a una persona y
de alguna manera cambiar su vida. Ayer empezó una relación que espero se
extienda a través del tiempo, que podamos ayudar a Bryan a alcanzar sus sueños
por medio de este patrocinio y que nos permita ser parte activa de su vida.
¡Gracias Diana
y Mariola por la oportunidad tan maravillosa de ser los padrinos de Bryan!
¡Acérquense a
Lifting Hands y patrocinen un niñ@!
Es una
experiencia transformadora.
Esther Lev Schtirbu
Comunicadora&Bloguera
Fotógrafa&Maquillista
FB: Los
Fabulosos 30+
IG:
@estherlev76
IG:
@estherlevphotopassion
Tel:
8926-6572 / 2588-1844
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